El conde de Montecristo: 2-09
El conde de MontecristoSegunda parte: Simbad el MarinoCapítulo 9 de Alejandro Dumas Capítulo novenoAl despertar Cuando Franz volvió en sí, los objetos exteriores le parecieron una segunda parte de su sueño. Imaginóse en un sepulcro, donde apenas penetraba un rayo de sol como una mirada compasiva. Extendió la mano y tocó la piedra, incorporóse y se halló acostado en un lecho de hojas secas, aromáticas y suaves. Habían desaparecido las visiones, y como si fueran las estatuas sólo sombras salidas de sus sepulcros durante su ensueño, habían huido al despertar. A toda la agitación del sueño sucedía la calma de la realidad. Se encontró en una gruta, se adelantó hacia la abertura. A través de la puerta se veía el azul del mar y del cielo. Aire y agua resplandecían a los primeros rayos del sol de la mañana; a la orilla estaban sentados los marineros riendo y cantando. A diez pasos mar adentro se mecía graciosamente la barquilla sobre sus andotes. Entonces aspiró...
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