El sabor de la tierruca: 14

23/03/2011 2.399 Palabras

El sabor de la tierruca-XIV: Por lo fino de José María de Pereda Pablo contaba uno a uno los días que iban corriendo sin que desapareciera la extraña impresión que le había causado aquella palabra prosaica y vulgar, dicha por su padrino delante de Ana, y observaba, con asombro, que cuanto más tiempo corría, más honda se le grababa dentro de su corazón. Arrastrábanle fuerzas invencibles y desconocidas hacia el objeto de sus nuevas ansias; y, al hallarse a su lado, antes crecía que se calmaba la singular anhelación de su espíritu. Porque Ana no era entonces la traviesa y desengañada amiga de otras veces, que le entretenía, sin cautivarle, con donaires y zumbas en casto y fraternal abandono. Parecía haber perdido el atrevimiento, o, cuando menos, la confianza; y a menudo encomendaba a sus ojos tímidas empresas que debían acometer los labios. Estas miradas, al hallarse en el camino con las de Pablo, producían choques magnéticos, que repercutían en el corazón...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info