Grito de gloria : 33

24/03/2011 4.488 Palabras

Grito de gloria : 33 de Eduardo Acevedo Díaz No fue Esteban más afortunado que Cuaró en su aventura de acorrer a Luis María, cuando era éste acometido en la loma por los dragones de río Pardo. Separado del sitio a rigor de sable, y como envuelto en una malla de acero en que su cuerpo y su caballo no tenían para moverse más espacio que el de una jaula, el liberto se creyó seguramente perdido cuando rodaba al llano entre los anillos de aquella especie de tromba; y sólo allí donde la tierra a nivel no ofrecía tropiezo ni doblaba al potro los corvejones, pudo al rato acariciar la esperanza de sustraerse a los hierros apelando a sus recursos de gran jinete. Formando con su montura un solo bulto a fuerza de encogerse y disminuirse, arremetió por dos ocasiones el cerco sin resultado pero en la tercera embestida, poniendo el alma en Dios, y en Guadalupe, suelto, ágil, intrépido, con una risotada bestial de negro...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info